miércoles, 4 de junio de 2008

¡Hay un bicho extraño en la cocina!

De repente toda la casa se inundó. Él ya no sabía que hacer... ¡Maldita máquina!.

Montse, como todos los días de lunes a viernes, se fue al trabajo a los 15:00 horas.
Edu, como todos los días de lunes a viernes (y sábados y domingos) se quedó en casa. Total, él ya había cumplido su trabajo (Léase: Habían f******* la noche anterior).

Él, por primera vez en su vida, intentó entrar en la parte de la cocina en la que estaba la despensa y, abajo, la lavadora. Quería descubrir, por fin, como era aquella zona tan inhóspita... pero una fuerza interna le decía que no podía hacerlo, que era imposible. Pero, por otro lado, el Cola-Cao estaba allí, y ya no quedaba más en el estante de encima de la vitro... Había que hacerlo.

Armado de valor, emprendió su camino...

Ya estaba ante la puerta de la cocina. Ya quedaba menos...

- Eduardo, si eres un hombre, ¡hazlo!- Se decía a sí mismo.

¡Dios, no es posible! ¡Ya estaba en la despensa!
Sin perder ni un segundo, cogió el ansiado bote de Cola-Cao... pero sus ojos vieron algo que le llamaba mucho la atención. Era un máquina grande, cuadrada, metálica, con botones... Una cosa que no había visto nunca.

Sin poder remediarlo, tuvo que tocar aquel bicharraco... ¡Y no se quemó ni nada!
Pero pasaba algo raro; no era normal que aquella máquina se moviera tanto...

- Está rota la cosa ésta... Quizás dándole una patada...

Cual hombre neanderthal que quería arreglar su tronco-móvil, lo hizo sin apenas pensárselo... ¡Y aquella máquina empezó a expulsar agua!

¡Dios, la que iba a liar Montse!

Muy probablemente,
CONTINUARÁ